miércoles, 19 de octubre de 2016

CLAIRE ALICE JEAN: ACORDONÚ 2 (BRASIL)










La foto de Claire Alice Jean es un viaje adentro del alma. Ella es la fotógrafa del paisaje humana. Sus brazos tuercen las ramas, los cuerpos se rearma de la tierra, cocidos en la piedra, moldeados de nuevo en verde hoja nueva, recién impresionante diversidad filetes de inmensidad. Claire rescata diosas y dioses del lodo, del fuego, de las fuentes que socavan de sus ojos. Hada. Guirnalda de flores en la frente, profunda mirada azul sobre la tierra, ella ve el mundo como un niño, con la magia de su alma, la pureza de lo que es, del verbo ser, del amor de quien vive por gusto y florece en el otro. Claire hace sus modelos manifiesten los elementos, el agua y el viento, el barro de que estamos hechos, la llama del Espíritu. La fotografía como instrumento al servicio de la belleza verdadera.

Claire se aleja de los estándares de belleza aceptados y perseguidos ferozmente. Sus mujeres son, antes de todo, aliento, aura, alma. Detalles de la humanidad que no pueden ser siliconados. Ellas son de agua y pasto, flor y semilla, principios femeninos, madre tierra. Sus hombres son, primero, el espíritu ígneo, el dorado solar, el masculino rojo, señores de sus músculos, no al revés. Armoniosamente, los principios se liberan y crean alas y vuelan juntos. Claire recrea los colores en la piel, como las pantallas. Sus seres poseen una tonalidad indefinida, como el pájaro místico de san juan de la cruz. Rescata huesos ancestrales y, como la loba, llora vida sobre ellos. Magnífico milagro del amor a la vida, el arte de esa mujer encantadora de fuentes.
Rosa Maria Mano


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